Recuerdo una niñez de hambre y de mentira
de frío en el corazón y miedo en las entrañas,
recuerdo vagamente a una niña asustada,
oyendo los silencios, callando las palabras.
Recuerdo la opulencia de aquellas otras casas,
tan solo por ser del bando que ganara,
recuerdo la ignominia con la que se trataba
al rojo por ser rojo, porque no tenían alma.
recuerdo aquellas monjas de Dios enamoradas,
que estiraban del pelo y trataban a patadas,
mas...solo a la mala gente, enemiga de la patria.
¡cuan mala podía ser una niña asustada!,
recuerdo los pasillos de aquella santa casa,
de santa no tenía ni tan solo en palabra.
Recuerdo aquellas calles, y recuerdo las plazas,
las grandes avenidas, los niños que jugaban,
ajenos a aquel mundo do todo les faltaba,
porque eran los vencidos, rojos se les llamaba,
y veo tras los cristales de las grandes ventanas,
con juguetes y mimos y meriendas colmadas,
y a los niños de rojos con sus caras manchadas,
desde la calle oler y alimentar el alma,
soñando que algún día también tendrían casa
de grandes ventanales y mesa con viandas.
Recuerdo aquellos muertos, con un tiro de bala
y en el acta oficial, el doctor declaraba...
que fue muerto de infarto y no había más palabra.
Se acabaron los tiempos de vivir de venganzas,
murió la dictadura, nació la democracia,
pero nada es eterno y como tal...se acaba
y ahora veo a niños con hambre en las entrañas
y a la gente en las calles sin derecho a su casa,
y veo la opulencia con que viven las "masas",
y como se recorta en pan y en enseñanza,
en curas para enfermos, y no les duele el alma.
Recuerdo aquella niña de izquierda levantada,
en tiempos de injusticia reclamando esperanzas.
de frío en el corazón y miedo en las entrañas,
recuerdo vagamente a una niña asustada,
oyendo los silencios, callando las palabras.
Recuerdo la opulencia de aquellas otras casas,
tan solo por ser del bando que ganara,
recuerdo la ignominia con la que se trataba
al rojo por ser rojo, porque no tenían alma.
recuerdo aquellas monjas de Dios enamoradas,
que estiraban del pelo y trataban a patadas,
mas...solo a la mala gente, enemiga de la patria.
¡cuan mala podía ser una niña asustada!,
recuerdo los pasillos de aquella santa casa,
de santa no tenía ni tan solo en palabra.
Recuerdo aquellas calles, y recuerdo las plazas,
las grandes avenidas, los niños que jugaban,
ajenos a aquel mundo do todo les faltaba,
porque eran los vencidos, rojos se les llamaba,
y veo tras los cristales de las grandes ventanas,
con juguetes y mimos y meriendas colmadas,
y a los niños de rojos con sus caras manchadas,
desde la calle oler y alimentar el alma,
soñando que algún día también tendrían casa
de grandes ventanales y mesa con viandas.
Recuerdo aquellos muertos, con un tiro de bala
y en el acta oficial, el doctor declaraba...
que fue muerto de infarto y no había más palabra.
Se acabaron los tiempos de vivir de venganzas,
murió la dictadura, nació la democracia,
pero nada es eterno y como tal...se acaba
y ahora veo a niños con hambre en las entrañas
y a la gente en las calles sin derecho a su casa,
y veo la opulencia con que viven las "masas",
y como se recorta en pan y en enseñanza,
en curas para enfermos, y no les duele el alma.
Recuerdo aquella niña de izquierda levantada,
en tiempos de injusticia reclamando esperanzas.